
1.- Hay una percepción errónea en buena parte de la izquierda de que no es posible la victoria de la derecha. Quizás no sea la opción más probable pero no tener en cuenta la posibilidad de que, la semana que viene, PP, Vox y Ciudadanos estén negociando el gobierno es un gravísimo error. Y, por su puesto, si esto sucede, lo vamos a lamentar, ¡y mucho!
2.- Una segunda percepción ( igualmente errónea en mi opinión) es que la ruptura entre el PSOE y Unidas Podemos del pasado mes de junio puede arreglarse tras las elecciones del mes de noviembre. En mi opinión, no es así: ¿con qué cara podría UP renunciar a estar en el gobierno y reconocer, por tanto, que nos había obligado a convocar nuevas elecciones sin que hubiera una necesidad real?, ¿y como podría el PSOE hacer lo propio si cediera a las pretensiones de UP? Tanto en un caso como en otro un acuerdo de este tipo minaría gravemente el liderazgo y la cohesión interna de la organización que hubiera cedido. Incluso en política hay heridas que dejan huellas difíciles de restañar.
3.- Otra cuestión que no se valora suficientemente es que la posibilidad de constituir un bloque de izquierdas es mucho más difícil ahora que hace unos meses por tres razones (además de la señalada en el punto anterior): porque el PSOE está estancado en las encuestas ; porque UP – aún peor – está a la baja y porque la irrupción en tromba del tema de Catalunya tras la sentencia del procés favorece a la derecha y hace aún más difícil conciliar las políticas del PSOE y de Unidas Podemos a este respecto
4.- Por último hay que destacar una cuestión que es novedosa y que no se suele tener en cuenta. Aunque ninguna alianza entre partidos tenga mayoría suficiente para gobernar, hay un factor novedoso respecto a junio que es la práctica imposibilidad de convocar otras elecciónes por el obvio desgaste político, social e institucional que esto supondría. Es en este sentido que la propuesta de Sanchez de que sea presidente el candidato más votado cobra sentido
¿Hay salida a esta situación?
Unidas Podemos no ha encontrado ninguna y se sitúa en el mismo carril del mes de junio, ignorando, quizás, el viejo aserto de que las mismas causas producen los mismos efectos. Ello no sólo incluye la reivindicación de participar en el gobierno del PSOE sino también el curioso ejercicio de tender la mano al PSOE y mordersela a la vez. A título de ejemplo, recomiendo este enlace a una larga entrevista de Monedero donde, entre otras cosas, dice que el PSOE «ha mentido demasiado» y se ha hecho deudor de la frase “PSOE, PP, la misma mierda es» (sic), artículo cálidamente elogiado en twitter por la aspirante a vicepresidenta del Gobierno de Pedro Sanchez

El PSOE, por su parte, a la vista del secarral que tiene a su izquierda, explora nuevas vías, intenta atraer votantes centristas y propone un proyecto de modernidad, de moderación, de políticas sociales y de diálogo y respeto a la ley en temas como el de Catalunya para, desde esta posición, obtener apoyos suficientes para cerrarle el paso al tripartito.
No sé que dará de sí esta política que no es la que que yo he reivindicado durante los últimos 43 años, pero a mí me pasa ahora mismo algo parecido a lo que le pasó a José Diaz en tiempos de la República: olfateó el advenimiento de la extrema derecha, envió a tomar por saco las consignas de Stalin y ayudó a promover un frente popular con partidos de izquierdas y de centro.