Un futuro gobierno del PP es, efectivamente, antidemocrático y evitable
A una parte importante de la ciudadanía se le ha imbuído la idea de que el PP ha conocido una importante victoria electoral y que es inevitable que gobierne en España en los próximos años.
Nada más lejos de la realidad
Esta es una lectura interesada propiciada por los poderes económicos, los grandes holdings mediáticos (controlados – todos ellos – por los grandes poderes económicos) y por el sector del PSOE que encabeza Felipe González. El truco que han empleado es muy sencillo: comparar los resultados del 26J con los del 20D en vez de con los resultados del 2011 que dieron pie a la anterior legislatura y al gobierno del PP. Sobre esta base, los cambios son de escasísima importancia y la reacción del electorado ante la gestión de Rajoy queda totalmente diluída
Pero la realidad es que, si somos serios y comparamos lo que ha dicho el electorado hace 5 días no con lo que deseábamos o temíamos ni con lo que votó el 20D, sino con lo que votó hace 4 años y medio y dio paso al gobierno del PP, constataremos que los cambios son espectaculares:
El PP pierde un 11,6% de los votos y 49 diputados (es decir, pasa de estar 11 diputados por encima de la mayoría absoluta a estar 38 diputados por debajo!)
El PSOE pierde un 6,10% de los votos y 25 diputados
Unidos Podemos, respecto a los resultados de los partidos actualmente integrados en la coalición (IU, Compromís y Equo), ha ganado un 13,4% de votos y 59 diputados
Ciudadanos, respecto a los resultados de UPyD, gana un 8,35% y 27 diputados
En las recientes elecciones, otras formaciones – en su inmensa mayoría radicalmente opuestas al PP – suman hasta 25 diputados
Con estos resultados en la mano, ¿de verdad se puede afirmar que, después de que el PP haya gobernado 4 años en España, la gente ha manifestado su interés en que continúe gobernando cuatro años más?
El holding económico-político-mediático que nos gobierna sigue utilizando el término de partido ganador como si esto siguiera siendo un sistema bipartidista en el que el ganador, lógicamente, gobierna. Pero, mira por dónde, uno de los grandes cambios que el electorado ha introducido con su soberana voluntad es que ya no hay bipartidismo en España: como en la mayoría de países de nuestro entorno, por cierto, esto es un sistema complejo de diversos partidos que pone el gobierno en manos de quien sepa tejer unas alianzas más amplias y sólidas.
En las carreras de caballos le dan la copa al caballo ganador aunque haya mucha igualdad en la meta y aunque el resto de caballos le odien… el problema es que la democracia no es una carrera de caballos.
La mayoría de votos del 26J han ido a partidos que han pedido el voto para que no siga gobernando el PP… y ahora nos quieren hacer creer que lo normal y lo democrático es que gobierne el PP sobre la base de que uno de estos partidos (el PSOE, en concreto) traicione a su electorado y facilite su investidura? Nos toman por tontos o qué?
Donde está la alternativa?
La alternativa, como expuse en unpost anterior , es sencilla: que el resto de partidos hagan una lectura honesta de la voluntad mayoritaria de los electores y que, sobre esta base, se pongan al servicio de esta voluntad.
Quién tiene que hacer el esfuerzo mayor es Unidos Podemos porque esto pasa por reconocer que su objetivo – un gobierno de izquierdas y un programa de cambio en profundidad – no es posible con los resultados del 26-J
El tema es si, frente a esta cruda realidad, en Unidos Podemos nos dejamos llevar por la melancolía, lo damos todo por perdido y nos dedicamos a ajustar cuentas internas, o nos ponemos al servicio de la gente para minimizar daños e intentar que la resultante del 26J sea lo más favorable posible a los intereses de la ciudadanía que decimos defender.
Si optamos por la segunda opción, nuestra línea está clara: poner nuestros votos al servicio de la constitución de un gobierno de centroizquierda (en el que, lógicamente, no deberíamos participar) pero que deberíamos dejar gobernar sobre la base de garantizar un giro hacia la decencia política, el saneamiento democrático, el cambio de la ley electoral y la derogación de la Ley Mordaza, la LOMCE y las últimas reformas laborales.
Ahí queda el envite para quien lo quiera aceptar