Tras Vistalegre1, Podemos estaba en el cénit de sus expectativas electorales y, en enero de 2015, Iglesias era el líder mejor valorado y con mayores expectativas de voto… pero, desde entonces, no ha hecho más que ir a la baja tanto en votos como en su valoración como líder
Tras cada revés recibido, Iglesias ha sorteado la asunción de responsabilidades apelando a futuras victorias… que jamás se han producido. La participación en un gobierno de coalición presidido por el PSOE es, probablemente, su último cartucho… pero todos los indicadores sugieren que este cartucho tampoco va a funcionar.
En primer lugar, porque Iglesias es un líder debilitado por la pérdida de cuadros importantes de la organización, por escisiones como la de Iñigo Errejón y por la contestación de corrientes organizadas como los anticapitalistas y por barones territoriales que le culpan del fracaso en este ciclo electoral.
En segundo lugar, porque Unidas Podemos está políticamente dividida sobre el tema de la participación en un gobierno de coalición. Hay gente posibilista y favorable a la coalición (aunque muchos ya se los ha llevado Errejón) y también hay gente sectaria que siguen considerando que el PSOE es un tapón para el cambio y un enemigo a batir. De hecho, las tesis de Vistalegre II – plenamente vigentes – van exactamente en esta dirección.
En cuarto lugar, y por último, me parece una posibilidad más que remota que UP bloquee la investidura de Pedro Sánchez. La resultante más probable de esta jugada sería que, tras las nuevas elecciones, el PSOE fuera al alza (como pasó con Rajoy en junio de 2016) y que de Unidas Podemos no quedaran ni los huesos.
Me parece claro, por tanto que ni Iglesias ni UP formará parte de un gobierno de coalición aunque, probablemente, el PSOE incorpore, a título individual, alguna persona o personas cercanas a Podemos
Garzón presentó la propuesta de liquidación de IU en la ejecutiva del día de ayer («Colegiada se llama ahora») como «única solución» para el futuro de IU y con el apoyo entusiasta del Secretario General del PCE, Enrique Santiago.
¿Cuál es la clave de esta jugada? Pues que el PCE, tras su último Congreso, tiene como objetivo dejar de ser una parte de IU que, a su vez, es una parte de Unidas Podemos y quiere interlocutar directamente con la pluralidad orgánica de UP (al mismo nivel que ahora lo hace IU)
En una primera etapa se llevó a cabo la conversión de IU en una plataforma de activistas centrados en el «conflicto social» y, efectivamente, ya se ha producido una merma sustancial de la organicidad de IU: en los órganos de dirección lo normal es que asistan menos de la mitad de sus miembros y hace tiempo que se ha asumido que la línea política real sea la que se hable por Garzón y algunos más en el sanedrín de la pluralidad de Unidos Podemos
Ahora, acabado el ciclo electoral, ya no hay motivo para retrasar una tarea que, además, se ha hecho más factible por la debilidad y progresiva desmembración de Podemos.
No voy a entrar en los otros trasfondos políticos que hay tras esta operación porque todo esto lo expliqué en un artículo anterior el pasado mes de enero en el que ya analizaba todo lo que está sucediendo. Si tenéis interés podéis leerlo aquí
Intentar entender el procés es extraordinariamente difícil: está lo que se dice y lo que se piensa realmente; lo que se hace y lo que sólo se amaga… Se reivindica la validez del referendum del 1-0 pero, al mismo tiempo, se reclama otro referéndum; el Parlament proclama hace 6 meses el carácter «antidemocrático y antisocial» de la Constitución pero pasa por el aro de las obligaciones constitucionales (incluyendo en temas tan fútiles como la retirada de pancartas durante la campaña electoral)
Cuál es la clave para entender esta confusión? PUES QUE LA SOCIEDAD CATALANA ESTA PARTIDA EN D0S MITADES PRACTICAMENTE IGUALADAS
Da igual que la última encuesta del CEO diga que ha bajado el porcentaje de independentistas – ojo, en plena juicio del procés – o que, en las autonómicas, salgan vencedores unos u otros según tengamos en cuenta los votos o los escaños: con la actual correlación de fuerzas no hay manera de que Catalunya sea independiente pasando por encima del Estado y de la Constitución.
El independentismo político tiene la obligación moral de decirle la verdad al independentismo social y de diseñar nuevas estrategias que pasen, fundamentalmente, por dejar de darse topetazos contra la pared.
Mi pronóstico es que, tarde o temprano la mayoría de los independentistas cogerán esta senda pero, cuanto más tarden en hacerlo, más grande será la factura social y personal, más difícil será diseñar una solución con visos de ser viable y, muy importante también, más difícil será convencer a la mitad de los catalanes que son refractarios a la independencia
1) Las elecciones del día 28 son las más importantes que hemos celebrado desde la transición democrática porque nunca, desde entonces, nos jugábamos tantas cosas ni tan importantes. Ojo, pues, con liarse o con no tener claro que es lo que nos espera si gana tal o cual partido.
2) Ojo también con las mentiras de algunos partidos y medios de comunicación y más ojo aún con las mentiras que te van a llegar por wassap, messenger, faceboof o twitter: lo que no se atrevan a decir ni los partidos ni los medios que más mienten te lo van a hacer llegar a tu móvil con la petición de que compartas.
4) Si los independentistas catalanes votaron contra los presupuestos y provocaron la caída del gobierno no es – obviamente – porque tuvieran pactado con Sánchez «romper España a trozos», tal y como dicen PP y Ciudadanos. Esta es la gran mentira de la campaña electoral.
5) La segunda gran mentira es la del independentismo catalán. Aparte de que ni la mitad de los catalanes se manifiestan independentistas – lo que, en pura lógica política, debería zanjar la cuestión – hay un hecho fundamental : que, a diferencia del Reino Unido o de Canadá, la Constitución española no permite solventar la independencia de un territorio del Estado mediante un referéndum como el que se reclama. Según nuestra Constitución, la independencia requeriría una mayoría cualificada en el Congreso y el Senado de España y un referéndum en el conjunto del Estado. Por tanto, si la Constitución no permite hacer lo que el procés reclama y el procés está claro que no tiene la fuerza militar o insurreccional para violentar la Constitución Española (de hecho, ni siquiera ha tenido la capacidad de mantener los lazos amarillos de los edificios de la Generalitat) de qué estamos hablando? Pues estamos hablando de un conflicto sin salida del que los independentistas no saben cómo salir y que, además, le viene de perlas a la derecha para hacer campaña electoral y mantener cohesionados a sus electores
6) Si la independencia de Catalunya no es el verdadero envite, ¿de qué van realmente estas elecciones?. Pues de lo mismo que en toda Europa. Los efectos de la crisis, especialmente entre las clases medias, ha provocado una radicalización política que beneficia, fundamentalmente a la extrema derecha. La pregunta que debemos contestar es si queremos que España sea como la Italia de Salvini y el Movimiento cinco estrellas o si queremos ser más parecidos a Portugal. Dicho de otra manera: Queremos optar por impulsar políticas sociales, laborales y ambientales y de asentamiento de los valores democráticos o optamos porque nos tengan entretenidos con la crispación, la ruptura de los consensos territoriales y el menoscabo de los derechos de las mujeres y los colectivos LGTBI… mientras nos meten mano en la cartera de las pensiones, y los derechos sociales y laborales
7) Que gobierne Casado no es lo mismo que si volviera Rajoy o incluso que volviera Aznar. Casado es una especie de Aznar al cuadrado condicionado por Vox que es una especie de neofranquismo sin Franco. No sé yo si un país con tan poca tradición democrática como España puede soportar este meneo. A lo peor, cuando queramos dar marcha atrás, vamos a tardar mucho tiempo antes de reencontrar el camino.
8) En estas circunstancias excepcionales, mi opinión sobre el voto es la siguiente:
a) Para cualquier elector progresista, desde el más moderado al más radical, creo que quedarse en casa el día 28 de abril es muy difícil de sostener, incluso desde el punto de vista moral
b) Yo no soy amigo del voto útil «per se» (sólo lo he practicado una vez en 44 años de vida política) pero, en esta coyuntura concreta, creo que todos, partidos y electores, tenemos que hacer lo necesario para impedir que la extrema derecha condicione el gobierno de España.
c) Sin menoscabar la pluralidad política ni generar un frente popular para el que no hay condiciones (por razones que sería prolijo explicar) lamento que los partidos progresistas no hayan sido capaces de, al menos, establecer acuerdos que demostraran su sensibilidad sobre los riesgos excepcionales ante los que nos enfrentamos.
d) En el Senado, por ejemplo, no hay candidaturas progresistas que yo conozca y al margen del PSOE que puedan tener representación en esta Cámara. Pero nadie ha hecho el más mínimo gesto para proponer candidaturas progresistas que aseguraran una mayoría progresista en el Senado. Esto obliga a los electores progresistas a votar al PSOE en el Senado o a ejercer un voto testimonial. Yo, por las razones que antes he explicado, tengo muy claro lo que voy a hacer para evitar que el tripartito de derechas gobierne el Senado
e) En el Congreso, afortunadamente, las opciones son mayores y sí que hay la posibilidad de ejercer un voto útil eligiendo entre varias opciones. Pero también sería un gesto muy de agradecer que las candidaturas sin opciones reales de obtener representación hicieran el gesto de – excepcionalmente y demostrando su sensibilidad ante el envite con el que nos enfrentamos – retiraran en el último momento sus candidaturas ahí donde no haya posibilidades reales de obtener representación.
f) Yo vivo en Baleares y, quién haya leído una reciente entrada de mi blog puede tener la seguridad absoluta de lo que voy a votar con los criterios que acabo de exponer. Pero, ojo! si viviera en Madrid, en Asturias o en Valencia mi voto, con toda probabilidad, sería diferente.
Esta ductilidad me la permite el hecho de ya no estar afiliado a ningún partido, pero a mí me gustaría volver a afiliarme en un partido que diera la campanada y, en todos los terrenos (incluído el electoral), pensara más en los intereses concretos de la gente que en la lógica partidista tradicional. Esto sí que sería nuevo y revolucionario
Salvo excepciones, me gustó mucho tu discurso de reincorporación a la política activa: hablaste de lo que otros no hablan, expusiste medidas interesantes y situaste el objetivo en «tirar» del gobierno hacia la izquierda.
Como yo siempre he sido de este palo y, además, creo que la izquierda funciona mejor siendo plural, la idea de votarte me parece atractiva… pero tengo algunas dudas mayores que necesito aclarar
A mí, como a tí o como a cualquier persona normal que se considere de izquierdas, me preocupa enormemente que una derecha extremista como la que tenemos gane las elecciones del mes que viene, pero hay algo, ¡fíjate! que me preocupa aún más: que el electorado progresista vuelva a ser mayoritario, como en diciembre de 2015, y que la cosa vuelva a acabar como el rosario de la aurora.
Sería muy largo formular aquí todas las posibilidades de composición del parlamento y todas las posibles fórmulas de gobierno que se pueden producir pero la pregunta es clara: ¿está UP dispuesto a garantizar la constitución por cualquier medio un gobierno progresista siempre que la aritmética parlamentaria así lo permita? Dicho de otra manera: ¿es imposible la repetición de lo sucedido tras las elecciones de 2015?
La segunda preocupación que me asalta es aún mayor que la anterior: que se constituya un gobierno de la izquierda plural y que, por desavenencias internas, este gobierno acabe siendo un fracaso. Si este escenario se produce, lo que vendría después, no tengo la más mínima duda, sería un trifachito durísimo y que, además, podría durar décadas.
Antes de que me digas que sí a todo (un voto es un voto y entiendo que la cosa no está para tirar nada) debo advertirte que aceptar estas exigencias lleva aparejado un cambio sustancial en el discurso y la práctica de Unidas Podemos: si yo pongo tanto énfasis en la moderación y la flexibilidad no es porque me haya vuelto mayor y timorato – para nada – es porque así lo exige la situación y la correlación de fuerzas en España y en Europa.
Cuando en España y en Europa la derecha se radicaliza, la extrema derecha avanza y la izquierda retrocede, no es el momento – como UP ha podido notar en sus propias carnes – de salir de la trinchera, asaltar los cielos, pedir la abdicación del rey, coquetear con los independentistas (porque, a fin de cuentas, también quieren acabar con el «régimen del 78») y despreciar a los sindicatos porque son poco transformadores. En contra de lo que dicen los muchos revolucionarios de salón que te rodean, es el momento de clavar el pie en el suelo, buscar alianzas, reivindicar lo esencial, pegarse a los movimientos sociales y luchar por la hegemonía.
Creo, sinceramente, que tú has empezado a cambiar en la dirección correcta (aunque no sé hasta qué punto) pero, desgraciadamente, tengo muchas dudas de que puedas garantizar que también lo haga UP.
La estrategia vigente en Podemos (la de Vistalegre II) dice que el PSOE forma parte del Bloque Constitucional (junto con PP y Ciudadanos) al que Podemos y sus aliados están destinados a derrotar en solitario. ¿Cómo podrás impedir que, tras el 28A, senadores y diputados de Podemos no hagan más caso a los acuerdos estratégicos de la vigente Asamblea que a lo que tú les expliques en el Consejo Ciudadano?
Lo de IU es peor: dos meses después de constituirse el actual gobierno la dirección de IU ya acordó situarse como «oposición» al gobierno de Sánchez y, hace apenas unos meses, el PCE (que ahora es mucho más influyente que antes en IU) acordó romper cualquier tipo de colaboración con el Gobierno por su política en Venezuela. ¿Que después no pasa nada porque hacen lo que tú dices? Cierto. Pero esta autoridad tuya, permíteme decírtelo, está cada vez más resquebrajada. ¿O no te das cuenta de que estas alianzas de los Anticapitalistas y la nueva IU de Garzón – que se han constituído en dos plazas tan importantes como Andalucía y Madrid – no están hechas, precisamente, para mejor servir a tus designios?
Por otra parte, están el tema de la escisión errejonista (es bastante improbable que se se vaya a circunscribir a Madrid), la descomposición de los Comúns ( que impide predecir como vayan a actuar en el futuro) o algo tan trascendente como la propuesta de resetear Podemos lanzada recientemente por Monedero.
Realmente, no creo que importe seguir: ¿Cómo puede garantizar tal o cual línea política un líder (perdóname) bastante desgastado, una fuerza política que va a «resetearse» y una coalición que lleva camino de subdividirse en cuatro o cinco organizaciones diferentes compitiendo por un mismo espacio?.
A medida que iba escribiendo, más me he dado cuenta de que, por buena voluntad que se tenga, ni tú ni nadie es capaz de predecir – y mucho menos garantizar -lo que pueda hacer en el futuro UP y/o sus diferentes escisiones. Así que déjalo: seguro que no os voy a votar.
Pido perdón por la grosería de este refrán tan mallorquín («dels collons d’un poden penjar a l’altre«) pero es exactamente lo que siento cuando escucho a los fiscales del Tribunal Supremo, a los encausados y líderes del «procés», al tripartito de pirómanos y a los medios de comunicación panfletarios de uno y otro signo.
Es una constante histórica irrefutable que, cuando un conflicto político alcanza un determinado nivel emocional, el debate es sustituido por la consigna, los mecanismos de resolución de conflictos pierden eficacia y el problema se convierte en una sopa de emociones en la que sólo se encuentran particularmente a gusto los ignorantes y los malvados: es entonces cuando se abren heridas que duran generaciones enteras. Los catalanes y las catalanas y los españoles en general estamos a punto – ¡ojo a la profecía! – de traspasar este desgraciado Rubicón que no conducirá a nada bueno y, por supuesto, tampoco a la independencia
Las inutilidad política, las perversiones institucionales, los engaños, la demagogia, las infracciones de la ley y las huidas hacia delante cometidas por los procesistas pueden ser objeto de sanciones penales y administrativas (malversación, desobediencia, etc)… pero acusarles de rebelión o de conspiración para la rebelión es una estupidez. Las rebeliones y los golpes de Estado, como dice el código penal y todo el mundo sabe, exigen armas y uso de la fuerza para ocupar los centros de poder institucional. El 23F fue una rebelión pero lo que pasó en Catalunya no tiene nada que ver
No solamente no hubo violencia: todo el procés es una farsa, un querer y no poder absolutamente patético. Lo siguiente que pasó tras la DUI fue que Rajoy aplicó el 155 para convocar nuevas elecciones… y los independentistas – ¡¡incluyendo la CUP!! – participaron en las elecciones organizadas por las «fuerzas de ocupación». ¿Y que pasó cuando los independentistas volvieron a acceder al Gobierno? pues nada: mucha retórica, mucho tocar las narices, mucha manipulación en TV3, mucho no darle la mano al rey, pero cumplimiento estricto de la ley por parte de la Generalitat. Sí, ya sé que el tripartito se pasa el día diciendo lo contrario y que también dice que Sánchez ha traicionado a España … pero os habéis fijado que no han presentado ninguna denuncia penal ni contra Torra ni contra Sánchez? Por qué creéis que será?
Si hubiera sentido común, tras las elecciones autonómicas de hace un año era el momento de corregir el rumbo y superar la crisis (como ha intentado hacer el gobierno de Pedro Sánchez). Era el momento de que el independentismo hubiera tenido la valentía de explicarle a la ciudadanía que había que hacer una pausa y corregir el rumbo porque la DUI estaba claro que no llevaba a la independencia a corto plazo… pero claro, estaban los presos, y los exiliados , y los que, dentro de cada partido, opinaban que no se debía dar un paso hacia atrás ni para tomar impulso, y los que pensaban «yo no me quemo, que se quemen los otros»… y ahí se han quedado: prisioneros de su propia inercia.
Por si faltaba alguien en la fiesta, PP, Ciudadanos y Vox se han conjurado para incendiar el tema de Catalunya como herramienta para acceder al gobierno a pesar de que ellos saben perfectamente que la famosa unidad de España no está comprometida por cinco grandes razones:
1) porque, como la propia evolución del procés ha demostrado, no existen condiciones para llevar a cabo una independencia unilateral
2) porque los propios catalanes están divididos al 50% sobre esta cuestión y una independencia a las bravas de Catalunya que la dejaría fuera de la UE sería inviable
3) porque los mecanismos institucionales del Estado son sólidos y es inviable un una violentación flagrante de la Constitución
4) porque, aunque es posible modificar la Constitución para segregar una parte del territorio, la Constitución exige para ello un amplísimo consenso, incluyendo un referéndum en todo el Estado.
5) porque esta mayoría necesaria para la reforma constitucional es tan amplia que, aunque todos los socialistas se volvieran secesionistas y Alfonso Guerra abanderara la causa independentista de Catalunya, tampoco habría mayoría suficiente para llevar a cabo esta reforma constitucional. Dicho de otra manera: no hay secesión posible salvo que sea a pasos y por amplio consenso
Casado y Compañía, por tanto, no defienden una unidad con Catalunya, que en lo absoluto está amenazada; defienden dos cosas muy diferentes: una visión monolítica de la españolidad y, más importante aún, llevar a cabo sus políticas retrógradas y antisociales teniendo a la ciudadanía entretenida con cuestiones de carácter emocional. ¿O que creéis que es el muro anti «invasión» de inmigrantes de Donald Trump?
Por muchos motivos que no creo necesario explicar, no hay condiciones para formalizar grandes alianzas electorales de carácter progresista y, en las actuales circunstancias, es probable que ni siquiera fueran convenientes a nivel electoral.
Pero lo que sí es factible es renunciar a presentarse en aquellas circunscripciones en las que no haya posibilidades reales de obtener representación institucional.
Quien conozca mi opinión, sabe que simpatizo con el proyecto político de Actúa y que he hecho pública mi intención de apoyar a Gaspar Llamazares que, con toda probabilidad, superará el listón para ser eurodiputado a partir de mayo.
Pero me gustaría mucho ver que Actúa limita su presentación al 28M a aquellas circunscripciones (Madrid, Asturias… no sé si alguna más) en las que tiene posibilidades reales de obtener representación. No hay desdoro en ello (especialmente al ser una fuerza política que se acaba de constituir) y también sería una magnífica demostración de que Actúa ha asumido plenamente que la nueva política, la de verdad, significa poner los intereses de la ciudadanía por encima de los intereses partidistas
El caso de Unidos Podemos es más complejo porque bastante trabajo tienen con llegar unidos a las próximas elecciones y enjuagar las rupuras que se están produciendo en Galicia, Valencia y Madrid y, también, porque hay importantes sectores orgánicos de UP (que no voy a citar) que siguen considerando al PSOE como un enemigo a batir y que, por tanto, ven de diferente manera la importancia del envite del 28M.
Sin embargo, este gesto de conexión con los intereses de la ciudadanía también podría ser una buena manera de solventar sus propias crisis internas.
Nota final: a lo largo de mi vida he impulsado muchas candidaturas con posibilidades de obtener representación y muchas que no cumplían este requisito. Sólo una vez, hace varias décadas, hice voto útil en unas generales (…y me sigue pareciendo que hice una buena jugada). Con ello quiero decir que la política no se basa en verdades y pautas inmutables (propias de la religión y no de la política) sino en la capacidad para entender que la historia muda permanentemente y que la inteligencia política pasa por saber distinguir y responder adecuadamente ante situaciones excepcionales y de máxima importancia… como la actual
Desde hace casi tres años estoy predicando que la izquierda está en una situación muy delicada, que UP no iba a asaltar los cielos y que los vientos que soplan desde Europa son muy peligrosos.
Sin embargo, me equivoqué porque me quedé corto: nunca creí que Unidos Podemos se desinflaría como lo está haciendo antes de las elecciones autonómicas y municipales, que, a día de hoy, habría surgido una fuerza de extrema derecha como Vox y, peor aún, que tendríamos un Partido Popular empeñado en ser más de derechas que el propio Vox.
No debemos tomar a broma que, en un mismo día, Casado haya llamado a Sánchez chovinista del poder, ridículo, catástrofe para España, incapaz, irresponsable, ridículo, ególatra, desleal, mentiroso compulsivo y, mucho menos, que también le haya llamado okupa, ilegítimo, felón y traidor a la patria (nada menos!). Sigo bastante de cerca la política francesa y puedo aseguraros que Marine Le Pen no sería capaz de usar este lenguaje, que, por supuesto, lo de traidor a la patria hubiera ocasionado un terremoto político de primer orden (en detrimento de Le Pen) y que, en el tema del aborto, Le Pen tampoco se hubiera atrevido a expresarse como lo hizo ayer Pablo Casado
Aquí, en cambio, no pasa nada. España se está acostumbrando a la degradación política, al amarillismo político y al amarillismo mediático como si esto no tuviera consecuencias y como si esto no fuera el caldo de cultivo para un retroceso brutal desde el punto de vista democrático, social y cultural
Es más: en estos momentos de acoso al gobierno, no han faltado barones y ex-dirigentes socialistas que se han permitido el lujo de ir más allá de la manifestación de una discrepancia puntual para clavar la daga en el Secretario General que tuvo la osadía de vencerles en las primarias y no han faltado partidos, como el PCE (eje vertebrador de IU), que, recientemente, han considerado oportuno «romper toda colaboración con el gobierno socialista» por el tema de Venezuela
Iglesias y Garzón pueden estar contentos porque su sueño de acabar con el «despreciable» espíritu de la transición se ha cumplido plenamente. El «pequeño» fallo que cometieron estos genios es ignorar que, con la correlación de fuerzas que existía en este país y en Europa, cuando el espíritu de la transición explotara, no sería para hacer la revolución sino, como algunos pronosticábamos, para meternos en la caverna
Mi testamento
Mi testamento es invitar a toda la gente progresista de este país a prescindir del ruido ambiente y tomar conciencia con tranquilidad de lo que nos espera si se confirma lo que están diciendo las encuestas.
La independencia de Catalunya ni está ni se la espera porque el independentismo no tiene fuerza (ni siquiera en la propia Catalunya) para llevarla a cabo, Pero si se instala un 155 «largo y duro» como el que promete la reacción lo que sí habrá es una enorme crispación social, una fractura social que será dificilísimo restañar y un crecimiento del independentismo en Catalunya, en Euskadi y en otras comunidades.
Por otra parte, lo que también significará el probable gobierno tripartito es que el derecho al aborto será recortado, las políticas de igualdad minimizadas, la xenofobia se verá incrementada, los sindicatos pintarán poco o nada, los derechos sociales y laborales serán recortados, se menguarán muchos servicios públicos, las políticas sociales menguarán, la laicidad del Estado será conculcada, el respeto a la población LGTBI retrocederá, la memoria histórica será desnaturalizada, la escuela pública será ninguneada y la corrupción (la de verdad) reverdecerá… entre otras muchas cosas
Que todo esto no suceda es L-A U-N-I-C-A P-R-I-O-R-I-D-A-D
Hay que dejar de aparecer en los medios sobre la peana del último petardazo mediático y hacer un discurso hacía la ciudadanía serio, coherente y centrado en lo fundamental
Desde el progresismo, sostener el gobierno de Sánchez es obligado en estos momentos, independientemente de sus errores o vacilaciones que no tienen por qué ocultarse… pero que no deben ser usados por otros partidos en el marco de la viejísima estrategia de debilitar al PSOE para ver si se consigue arrebatarle un par de votos.
Desde el punto de vista electoral, no hay condiciones para armar candidaturas progresistas con carácter general, pero la desagregación y la confusión en el ámbito de la izquierda tampoco puede traducirse en candidaturas testimoniales sin posibilidad de obtener representación institucional. En definitiva: haciendo gala de ello, se ha de hacer en cada caso y en cada circunscripción lo que más sume y lo que mejor sirva para frenar a la extrema derecha y revertir la actual situación
La ciudadanía no necesita partidos pendientes de sus conflictos internos ni de sus «juegos de tronos». Necesita, sencillamente, partidos que estén por ellos con compromiso, sinceridad, claridad y rigor
SEGUNDA. Venezuela no es una dictadura. En las dictaduras (como Arabia Saudí, la República Popular China o España durante el franquismo) ) no se permiten partidos opositores ni hay derecho de manifestación contra el régimen ni hay asambleas legislativas o medios de comunicación controlados por la oposición
TERCERA. Venezuela es una democracia formal pero, como sucede con otros países, corrompida por prácticas inaceptables . Al margen de la desgraciada creación en 2017 de una Asamblea Constituyente que introduce elementos de democracia orgánica y que está destinada a «secar» la Asamblea legislativa controlada por la oposición, Venezuela se distingue por un acoso permanente a la oposición que Amnistia Internacional y muchos otros organismos han denunciado de manera reiterada
CUARTA. Hay que ser muy ingenuo para creer que la posición de Estados Unidos, del gobierno español y de la Unión Europea obedece a una política de defensa de la democracia y los derechos humanos. Quienes babean ante China y Arabia Saudí y toleran ignominias como las de la franja Gaza (entre otros muchos ejemplos) es obvio que no construyen su política exterior sobre la preservación de los valores democráticos
QUINTA. Que una buena parte de la izquierda en España centre el debate sobre Venezuela en lo que acabo de denunciar en el punto anterior me parece tan facilón como deprimente. Sin duda es una posición cómoda porque es sólida y, además, permite obviar la crítica al régimen de Maduro (que puede alborotar fácilmente a una parte de la militancia) pero es una posición inútil en el sentido literal de la palabra.
PROPUESTA Lo razonable sería tener una posición activa y propuestas concretas de cara a evitar un enfrentamiento armado y crear un nuevo marco político fundamentado en la apelación a las urnas y en la recuperación económica de Venezuela. El reconocimiento de Guaidó ni es una solución ni va a ser el punto final al problema. Por eso es importante coordinarse a nivel internacional con aquellos que, en Europa y en Sudamérica, están buscando un cambio en Venezuela en beneficio,exclusivamente, de los venezolanos y las venezolanas
La inmensa mayoría de nosotros pensaba que la posibilidad de encontrar a Julen con vida era inferior a una entre un millón. También lo pensaban, sin duda, los mineros y guardias civiles que se han jugado la vida, literalmente, para llegar hasta él, los profesionales de todo tipo que han trabajado a ritmos inhumanos y la gente de Totalán que se ha volcado en ayudar a la familia y en facilitarle las cosas a los miembros del operativo… Y todos lo han hecho con el mismo esfuerzo y el mismo espíritu de sacrificio que si este endiablado reto de uno entre un millón fuera posible ganarlo
A un extraterrestre que nos vigilara desde el espacio le costaría mucho trabajo entender como los seres humanos son capaces de ser solidarios hasta la locura y, a la vez, permitir la muerte masiva de niños como Julen en guerras, atentados, hambrunas, enfermedades curables y travesías en patera
La razón de esta paradoja es antropológica: fuimos la especie más altruista y sacrificada del planeta a la hora de proteger a nuestra tribu pero, a la vez, fuimos la especie más agresiva y cruel con aquellos que se cruzaban en nuestro camino o considerábamos una amenaza.
Es fácil pensar que un niño de dos años forma parte de aquello que debemos proteger (aunque no faltan seres humanos que los martiricen, los rapten, los esclavicen o los asesinen por diversos motivos) pero también es cierto que para convertir esta protección en algo concreto y activo es importante convertirlo en algo concreto e identificable. Por eso nos conmueve mucho más un caso como el de Julen que una estadística sobre accidentes mortales en niños de corta edad
Esta cuestión introduce varios temas peliagudos: ¿por qué darle tanta cancha a Julen cuando hay tantos niños desaparecidos, accidentados o víctimas de enfermedades incurables?, ¿No hay algo de amarillismo en los medios que se vuelcan azarosamente sobre algunos casos y que obvian otros iguales o peores?, ¿Por qué los políticos, los artistas y los deportistas se vuelcan en algunos temas y en otros no?…
Sin duda hay algo injusto en la locura que ha generado un accidente como el de Julen porque hay muchos niños y familias que padecen tragedias iguales o incluso más flagrantes. Como también tuvo algo de injusto la conmoción que provocó en 2015 Aylan, el pequeño inmigrante ahogado en una playa turca, cuando entonces, como ahora, había y hay tantos otros niños ahogados en el más absoluto anonimato .
Sin embargo, y personalmente, creo que criticar estas «injusticias» es un error porque pueden cumplir una función irreemplazable a la hora de llamar la atención sobre determinadas problemas, a la hora de denunciar determinadas realidades o de poner en valor ejemplos de solidaridad y heroísmo como los que se han producido en Totalán.
Si se cumplen estos objetivos, sea bienvenida la injusticia de focalizar determinados temas.
Nuestros antepasados, los homo sapiens, iniciaron su andadura llevándose por delante a una docena de especies de homínidos, primos suyos pero menos listos que ellos. Con semejantes antecedentes, todo esfuerzo es poco para dejar atrás el mero instinto grupal de autoprotección y avanzar hacia la bendita locura de ser más solidarios, más justos y más altruistas