Hace un año, Ernesto Alba, actual Secretario General del PCE Andaluz, tuvo el descaro de explicar cómo iba a ser la voladura de IU en esta entrevista publicada en eldiario.es . Al día siguiente, yo publicaba en este blog una entrada con el significativo título de «No quiero que se use el PCE para liquidar a IU» .
Recomiendo mucho la lectura de estos escritos para entender lo que está pasando.
Tras las elecciones de diciembre de 2015 y la obtención de dos diputados, pocas eran las personas en IU que consideraran que la organización no debía cambiar: unos proponían cambios prudentes y moderados, otros poníamos el acento en cambios más radicales (especialmente en el funcionamiento interno y la relación con la ciudadanía) y otros creyeron que había que había que dar un importante giro a la izquierda tanto en IU como, ¡ojo al dato!, en el seno del PCE.
Esta última posición no se hizo explícita en la XI Asamblea que eligió a Garzón como Coordinador. Estábamos a poco tiempo de las elecciones de junio de 2016 y de lo que se trataba – suponíamos muchos ingenuos – era de renovar el liderazgo y de cohesionarnos de cara a dichas elecciones. Así que Garzón se limitó a presentar una ponencia muy transversal con mucha democracia participativa, mucha unidad de la izquierda y mucha presencia en el conflicto social que obtuvo un montón de votos (entre los cuales el mío, por cierto).
A partir de ahí, el giro estratégico que no se había explicitado se fue aplicando por la via de los hechos (es decir, antidemocráticamente)
En lo que se refiere a la línea política, IU ha ido asumiendo las características propias de un partido izquierdista: un discurso ideologizado y más dirigido a reafirmar a los de dentro que a convencer a los de fuera; una visión de la realidad en blanco y negro y con pocos matices y una política de alianzas refractaria a los acuerdos que, en vez de sustentarse en el programa (¿os acordáis?: «programa, programa, programa) se sustenta en la afinidad ideológica. La últimísima perla de esta línea política se ha producido en Andalucía, donde IU y Podemos han acordado hace pocos días que, a partir de 2019, en ningún Ayuntamiento de Andalucía se va a gobernar conjuntamente con el PSOE !! (sic)
La traducción de esta línea política en lo interno es el sectarismo hacia el discrepante (incluyendo a «discrepantes» muertos como Santiago Carrillo), la aplicación del rodillo en vez de la búsqueda de acuerdos, el centralismo en vez de la federalidad y el acercamiento cada vez mayor a los Anticapitalistas integrados en Podemos. Pero lo peor de todo, ha sido la ausencia de democracia interna: IU ha hecho suyo al 100% el sistema de cesarismo plebiscitario utilizado por Podemos y que tuve ocasión de criticar muy duramente en un artículo reciente.
Los referendums o consultas – no debe haber confusión sobre este tema – son un mecanismo democrático excelente si son la culminación de un debate extenso e intenso donde el elector haya tenido tiempo y herramientas para conocer, debatir colectivamente y participar en la elaboración de las diferentes opciones. Los referéndums sin este proceso previo, aquellos en los que la dirección decide unilateralmente sobre qué se pregunta, cuándo se pregunta y cómo es la pregunta son una tomadura de pelo lamentable que el cuerpo electoral castiga con participaciones tan penosas como el 19% que se registró en la recientísima consulta celebrada por IU sobre la reforma de los estatutos (ver nota elaborada por varios compañeras y compañeros)
La Asamblea de día 14 de julio – que, en mi opinión, supone el fin de la IU que hemos conocido en los últimos 32 años – no sólo ratificará este sistema plebiscitario del «clic» en el ordenador, también aprobará las medidas anunciadas en la entrevista de Ernesto Alba citada al principio de este artículo: la pérdida de contenido de la militancia y su equiparación de facto con los simpatizantes, la falta de organicidad y la conversión de IU en una «plataforma de activistas». Más aún: va a centralizar a IU y va a suprimir su órgano de dirección política más operativo (la Coordinadora) y mantendrá como única dirección una «Asamblea Política y Social» elefantiásica, que se reúne cada tanto y especialmente inoperante en su manera de funcionar
La Podemización organizativa de IU va a ser, por tanto, total, pero con una diferencia importante. La equivalencia al «entorno de Pablo» no va a ser la Ejecutiva ni la difunta Coordinadora ni la Asamblea Política y Social: va a ser este Partido Comunista de España de cuya dirección forma parte Garzón y que acaba de reencontrarse con el marxismo-leninismo y con el centralismo democrático (es decir, que ha vuelto a los años 70 del pasado siglo)
Vale, pero toca ya cambiar de opinión sobre si los políticos presos son presos políticos, o seguimos en el túnel del tiempo😉?
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no sabes cuanto me alegro que no te guste lo que hace el Partido Comunista de España. buena señal. «los perros ladran luego cabalgamos» señor groske o como te llames .
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¡Que locura Eberhard! Espero que te equivoques. Echaré mucho de menos a IU, la única alternativa que tenía, cunado me ponían casi imposible votar al PSOE. Un gran abrazo.
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No es una desaparición absoluta, si te sirve de consuelo. Las siglas permanecerán pero lo demás habrá cambiado sustantivamente
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