1.- Vivimos en sociedades organizadas territorialmente por razones antropológicas , históricas y operativas.
2.- Sin embargo, el dibujo concreto de las fronteras (que es algo muy diferente a lo anterior) ha sido consecuencia, en el 99% de los casos, de relaciones de poder y, más concretamente, de conflictos armados.
3.- Cuantos más conflictos territoriales promueve (o padece) una organización territorial, más tiende a desarrollar una ideología sobre su propia realidad de carácter patriótico y también semireligioso en la medida que se pretende inmutable e indiscutible
4.- La izquierda puede y debe implicarse al cien por cien en los conflictos territoriales pero sin olvidar que le ha de interesar más lo que le sucede a la gente en el interior de las fronteras que el ámbito concreto de dichas fronteras. Dicho de otra manera: si pierde su carácter internacionalista y se olvida de que su verdadera patria es la humanidad, no es lo que debería ser.
5- Al margen de cuestiones jurídicas y desde el punto de vista político, el pueblo de Catalunya ha de poder decidir su futuro. El derecho a decidir de los pueblos está en la mejor tradición de la izquierda porque es un derecho democrático.
6.- También al margen de cuestiones jurídicas, se ha de tener en cuenta que una segregación territorial es un hecho muy trascendente desde el punto de vista político, jurídico, económico y social que, por tanto, invita a buscar amplias mayorías en la comunidad que se quiere segregar y respeto y colaboración por parte de la comunidad de origen
7.- Es obvio que nada de lo expuesto en los dos puntos anteriores se produce aquí y ahora en España… Y así nos va. El gobierno del PP no sólo desprecia la opinión de los catalanes: ha hecho de la instransigencia ante sus reivindicaciones una bandera de enganche para obtener votos en el resto del Estado. Los partidos independentistas, por su parte y tal como expliqué con detalle el pasado mes de julio, han decidido ignorar su derrota en las elecciones autonómicas de 2015 que ellos mismos calificaron de plebiscito sobre la independencia (obtuvieron el 48% de los votos) y han despreciado también las recientes encuestas de la propia Generalitat que indicaban una ventaja cada vez mayor de la ciudadanía contraria a la independencia. Con semejante panorama, el sainete al que estamos asistiendo no debe extrañar a nadie
8.- La impresentable actitud del PP no necesita explicación por demasiado obvia. Pero ¿por qué el gobierno catalán se ha metido en este callejón sin salida? Pues porque padece el síndrome de la bicicleta: si te paras, te caes. Si Puigdemont ha aprobado leyes violentado el Parlament y el Estatut; si ha obviado las dificultades jurídicas para conseguir la independencia con una Constitución Española particularmente rígida y refractaria hacia este tema; si ha mentido al decir que era posible permanecer en la Unión Europea tras una ruptura traumática con España y, por fin, si ha convocado un referéndum sabiendo perfectamente que éste no se iba a celebrar, es por una sola razón: porque, si hacía lo contrario, se deshacía el bloque independentista que preside y se quedaba en pésimas condiciones ante las próximas e inevitables elecciones autonómicas.
Y lo más esencial
9.- Lo que voy a decir ahora sé que no es hegemónico en la izquierda (aunque estoy convencido de que, en parte, es por esto que así nos va): ni la independencia ni las transformaciones sociales profundas pueden construirse sobre falsedades, atajos, recursos emocionales, relatos fantasiosos ni promesas incumplibles. Esto , como se está demostrando estos días en Catalunya y como se va a demostrar aún con mayor claridad en el futuro inmediato, es pan para hoy y hambre para mañana.
Hacer política para cohesionar y calentar a los propios es muy gratificante y también muy útil para consolidar a las élites dirigentes de los partidos, pero, a la hora de cambiar las cosas, sirve para poco.
Cambiar las cosas pasa, necesariamente, por dirigirse a una amplia mayoría, por decirle a esta amplia mayoría la verdad, por explicar las limitaciones y las dificultades, por ser y parecer coherente, por ser y parecer sincero, por ganar credibilidad y por conseguir que nuestras propuestas consigan la hegemonía en el conjunto de la sociedad.
No sé si me explico
El objetivo político está correctamente explicado, en el económico es donde se encuentra el engaño del process, pues con cualquier trato fiscal que se aproxime al del País Vasco la derecha catalana traicionará los anhelos de la izquierda que le está apoyando en este momento.
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Un gran abrazo querido amigo.
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Pues sí te explicas Eberhard, y muy bien. Estoy totalmente de acuerdo con los nuevie puntos que planteas, peo especialmente me gustan estos dos:
«4.- La izquierda puede y debe implicarse al cien por cien en los conflictos territoriales pero sin olvidar que le ha de interesar más lo que le sucede a la gente en el interior de las fronteras que el ámbito concreto de dichas fronteras. Dicho de otra manera: si pierde su carácter internacionalista y se olvida de que su verdadera patria es la humanidad, no es lo que debería ser.
9.- Lo que voy a decir ahora sé que no es hegemónico en la izquierda (aunque estoy convencido de que, en parte, es por esto que así nos va): ni la independencia ni las transformaciones sociales profundas pueden construirse sobre falsedades, atajos, recursos emocionales, relatos fantasiosos ni promesas incumplibles. Esto, como se está demostrando estos días en Catalunya y como se va a demostrar aún con mayor claridad en el futuro inmediato, es pan para hoy y hambre para mañana».
Un abrazo muy especial,
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Tanta coincidencia empieza a ser mosqueante amigo: acabaremos en la Comisión de Garantías de nuestras respectivas organizaciones o en un campo de reeducación recogiendo la cosecha de arroz. Ahora en serio: me alegro de que coincidamos, me infunde la esperanza de que hay gente sensata en todas partes y de que es más numerosa de lo que ellos creen y dicen. Un abrazo
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