1er disgusto
Aún me duelen las costillas por lo del sábado pasado. Que algunos barones del PSOE decapitaran a Pedro Sánchez es malo; que, además, hayan decidido hurtar a la militancia socialista la posibilidad de decidir sobre la investidura es peor y que hayan decidido hacer a Rajoy presidente del Gobierno es una catástrofe
Qué enorme retroceso democrático y qué enorme derrota para la izquierda en su conjunto!!
2º disgusto
He dirigido la mirada hacia Unidos Podemos buscando consuelo y empatía pero no lo he encontrado.
Me han contado que mi desazón era improcedente e innecesaria porque el PSOE es un partido “sin proyecto político”,”que no se han atrevido a gobernar con nosotros” ni a “afrontar con sentido común la tensión plurinacional de España”, que la socialdemocracia está falta de alternativas en toda Europa y que siempre acaban gobernando igual que los conservadores. La conclusión es, pues, que lo sucedido el sábado no debe preocuparme porque el PSOE es un partido impresentable y porque, afortunadamente, aquí estamos nosotros que vamos a arreglarlo todo.
Dicho de otra manera: desde la vanguardia de la modernidad, hemos aterrizado en la teoría de las “dos orillas” elaborada por Julio Anguita hace más de veinte años (1).
Equivocada o no, esta posición sería respetable si no fuera porque quienes así se expresan estaban buscando cogobernar con el PSOE hasta hace cinco minutos (con muchos ministros, claro) y lo hacían, además, buscando el apoyo de partidos tan de «izquierdas» como el PNV y Convergència i Unió… Y porque también hubo quien, en la última campaña electoral, castigó mis oídos con su voluntad de “ocupar el espacio socialdemócrata” y poniendo por la nubes a Rodríguez Zapatero.
Estos vaivenes son vieja política: lo viejo es que los análisis y los discursos se hagan para obtener votos, para quitarle votos a los adversarios y para animar a la tropa. Lo nuevo es que se hagan para comprender mejor la realidad y ayudar a transformarla
3er disgusto
Mi tercer disgusto ha sido la amenaza (la propia palabra ya es bastante evocadora) de que la posición del PSOE en el Estado podía significar la caída de gobiernos autonómicos socialistas en Aragón o Valencia. En definitiva: se amenaza con darle un bofetón al PSOE en Valencia y/o Aragón… aunque sea en la cara de valencianos o aragoneses (y quién sabe si, de rebote, en la de Manuela Carmena)
Viejísima política
Lo viejo es entender la política como una especie de lucha libre entre partidos a la que la ciudadanía asiste como mera espectadora. Lo nuevo es entender la política como un movimiento ciudadano que va de abajo arriba y que, por eso mismo, no tiene más objetivo que servir a los intereses de la ciudadanía.
De acuerdo con eso, conviene aclarar que ningún partido está obligado a pactar con otro ni tiene prohibido romper con ninguno. Pero, eso sí: los pactos y las rupturas – en cualquier pueblo, autonomía o en el Estado – se han de explicar en función de los intereses de la ciudadanía a la que hemos pedido el voto en cada ámbito.
Hacer lo contrario, es vieja política que , muy acertadamente, Mónica Oltra acaba de calificar de absurda
1a recomendación
Ahora mismo deberíamos tener el valor y la honestidad intelectual (que, de momento, no tenemos) de plantearnos la pregunta realmente importante: si tras ocho años de tortura social, paro, precariedad en el empleo y corrupción desbordante, la derecha va a seguir gobernando, ¿cuándo pensamos que vamos a poder ganar?, ¿en qué hemos fallado?
Yo no tengo las respuestas a estas preguntas pero sí que tengo la convicción de que nuestro éxito no vendrá de la mano del fracaso de los demás (2), que la derechización se está produciendo a nivel europeo y que, por tanto, requiere un análisis profundo, autocrítico y riguroso.
Y también tengo otras convicciones suplementarias:
Necesitamos organizaciones políticas que hagan nueva política, tal como antes la he definido, y no vieja política disfrazada;
Necesitamos una política coherente, seria, rigurosa, pegada al terreno y a las necesidades concretas de la gente (transformistas abstenerse)
Necesitamos una organización autocrítica y no dogmática
Necesitamos una organización ligada a los conflictos y la movilización social
Necesitamos una organización que sepa distinguir entre lo que es posible hoy y lo que hemos de hacer posible mañana y pasado mañana.
Necesitamos, en fin, una organización que genere credibilidad y confianza entre aquellos que aún no confían en nosotros
Y eso, ahora mismo, no lo tenemos
2ª recomendación
Esta va dirigida en exclusiva a Alberto Garzón desde la lealtad, el respeto y el afecto
Tú debes jugar un papel cosedor en Unidos Podemos y debes pronunciarte sobre la política de Unidos Podemos con la misma prudencia no exenta de claridad con que lo haces en el resto de cuestiones. Dicho de otra manera: tú no puedes escribir un artículo como éste
Pero la prudencia no es lo mismo que mimetizarse con el terreno. IU aprobó una resolución sobre el tema de la investidura distinta a la línea mayoritaria de Unidos Podemos. Esta diferencia se debía administrar con prudencia pero no hacerla invisible hasta el punto de que la inmensa mayoría de la gente que está leyendo este párrafo no tiene ni idea de lo que estoy hablando
IU tiene un rol a jugar en el fortalecimiento de UP y en la resolución de sus contradicciones.
No dejes, por favor, que la gente piense que los problemas de la izquierda se arreglan leyendo a Laclau o buscando la palabra postestructuralismo en la Wikipedia. Los problemas de la izquierda no son debates académicos: se arreglan con honestidad intelectual, compromiso y sentido común y de eso tú tienes mucho. Apórtalo sin miedo, por favor, en Unidos Podemos
(1) La teoría de las dos orillas se diseñó en el marco de la última etapa de González (la del paro, la corrupción y el terrorismo de Estado). No era un disparate pero se gestionó con un defecto letal en política: la simplificación
(2) Felipe González perdió el gobierno en 1996 enmedio de un importante descrédito político y social. Pero eso no se transformó automáticamente en un incremento equivalente de la izquierda honesta y cargada de razón: ésta apenas superó el 10%de votos
Bueno Eberhard, una vez más no puedo estar más en desacuerdo contigo. Está claro que esto ya es una triste tendencia.
Todo lo que tu criticas yo lo apoyo. La teoría de las dos orillas era y es un análisis muy cierto. Un amigo mío portugués, hasta hace poco director general de una importante empresa (no un extremista de izquierdas) me lo expresaba este verano hablando de «partidos de poder», aquellos que se turnan en el ejercicio del mismo y mantienen el sistema estable. No ver que el PSOE ha actuado y actua como el principal «partido del poder», y que sus dirigentes son el gran problema a resolver, es en mi opinión haber estado ciego los últimos 40 años.
Lo que se ha hecho, que no entiendo como puede ser criticado, es tender la mano públicamente al PSOE para ofrecerle el gobierno. La respuesta ha sido la habitual y la esperada, escupir en ella. Si para muchos de nosotros el PSOE es el problema, para los dirigentes que secuestran a los votantes socialistas Unidos Podemos es el enemigo mortal. Abre los ojos Eberhard, el PSOE no es de fiar y sus dirigentes no son de izquierdas.
Lo que ha pasado hace unos días es una gran noticia. Hemos conseguido dejar en evidencia las contradicciones de esta gentuza, hasta el punto de que han tenido que dar un golpe de estado interno para intentar mantener su control sobre esa militancia acrítica que lleva tragando mucho tiempo. Para muchos socialistas esto será una bofetada que espero que los despierte y los haga por fin reaccionar. Ahora estamos más cerca de la solución, por fin, y algunos sois incapaces de entenderlo.
Tu hablas de que se quiere volver a hace 20 años, pero la realidad es que afortunadamente hemos avanzado mucho desde entonces. Parece que tuvierais nostalgia de tiempos peores y que vuestro deseo máximo fuera volver a la subordinación al hermano mayor socialista. Soy optimista y quiero creer que hasta los que parece que sentís vértigo ahora acabaréis dandoos cuenta de que estabais equivocados. Sin embargo, si no sois capaces de ver el éxito que ya supone tener por primera vez en nuestra historia cinco millones de votos en la izquierda alternativa, igual es que el orgullo os nubla y lo único que os mueve es justificar los fracasos anteriores de los que hemos (unos más que otros) sido protagonistas y responsables.
Me gustaMe gusta
Hola Enrique,
Yo no me siento triste por diferir contigo ni me siento en la obligación de decir que el orgullo te nubla o que tengas nostalgia de tiempos peores por el hecho de que disintamos. De hecho, una de las características de la nueva izquierda que me gustaría ayudar a construir (y que , en mi opinión, está aún por construir) es que aprendiéramos a normalizar las discrepancias.
Las relaciones con el PSOE no son lo fundamental de mi artículo. Lo fundamental es que el neoliberalismo arrasa en toda Europa, que estamos perdiendo derechos sociales y laborales a chorro y que, a pesar de eso , crece la extrema derecha y la izquierda no es capaz de articular una respuesta mínimamente solvente ni aquí ni en ninguna parte (¿hablamos de Grecia o nos ahorramos la vergüenza?). Esta derrota global no está en la agenda de nuestros twt, de nuestros Fb y de nuestros debates internos.
El discurso oficial es lo que tú dices, que «lo que ha pasado hace unos días es una gran noticia» porque ha quedado patente que el PSOE está de cuatro patas en las otra orilla y nosotros, con nuestros cinco millones de votos, vamos a iniciar el camino hacia la victoria final. Ojalá fuera así!, ojalá fuera cierto!, pero el mundo no funciona así y la historia no funciona así. La «gran noticia» y su inevitable consecuencia, el nuevo gobierno del PP, sembrará desilusión en el conjunto de la gente de izquierda de este país, reforzará al adversario y generará escepticismo sobre la oportunidad de una alternativa.
No sé cuánto va a tardar Unidos Podemos en alcanzar el 45% de votos que le permitirá gobernar en solitario (yo, por si las moscas, no fumo, apenas bebo, hago ejercicio y procuro cuidarme mucho para conseguir verlo) pero estoy convencido de que si no mejoramos nuestros discursos y nuestras prácticas, si no nos hacemos más creíbles, más confiables e intelectualmente más honestos nunca lo vamos a conseguir
Me gustaMe gusta
No me resigno a que la izquierda esté dispersa,viví la 1º transición con intensidad ,vimos los defectos y podemos resolver los errores cometidos.
Me gustaMe gusta
No puedo estar más de acuerdo contigo
Me gustaMe gusta
Molt d’acord amb tot el que comentes!
Me gustaMe gusta
Sabes que todos los puntos de tu exposición los suscribos y te comento:
Alberto Jarabo ha hecho el rediculo según noticias de mi topo en el CCE, mas info personal. De risa
Salud y república
Me gustaMe gusta