
Atentado yihadista en Bagdag, 200 muertos (3-07–2016)
Pocas horas después del atentado de Niza, un joven que se dedica a la limpieza de edificios me dio su opinión al respecto: «esto nos pasa por dejar entrar a tantos moros»; al poco tiempo, un experto en nuevas tecnologías ratificaba esta opinión con un contundente: «¡claro! ¡Tiene toda la razón!»
El terrorismo provoca miedo e ira a partes iguales y la combinación de estas dos emociones es un cóctel letal para la ponderación y el buen juicio: exige formulaciones sencillas y contundentes y, sobre todo, un enemigo concreto al que derrotar. «Esto nos pasa por dejar entrar a tantos moros…»
Por diversas razones, la derecha, sentimientos humanitarios aparte, se mueve como pez en el agua con el tema del terrorismo yihadista. En cambio, a la izquierda (al menos a la izquierda que no ha asumido los valores de la derecha en este terreno), este tema la hace sentir incómoda y ponerse a la defensiva.
La derecha está en su salsa porque no tiene problemas en conectar con la perspectiva simplificada y contundente que exige la mayoría de la sociedad y porque este tema le permite dominar el tablero en tres ámbitos fundamentales.
– la primacía de la ley y el orden sobre los derechos individuales
– la disolución de los conflictos sociales y los problemas internos que pierden importancia ante la necesidad de luchar (todos unidos) contra el enemigo exterior
– la justificación indirecta de su agresiva política exterior en Oriente Medio (la cual, por cierto, ha servido de abono para la proliferación del terrorismo yihadista).
La gente de izquierdas, en cambio, tocamos la partitura correcta pero no damos el tono porque tenemos enormes dificultades en cuestiones también fundamentales:
– Expresamos nuestro dolor por las víctimas de los atentados… pero temiendo ser excesivos porque nos indigna, con razón, la enorme conmoción que provocan las víctimas occidentales y la escasísima atención relativa que merecen la inmensa mayoría de las víctimas del yihadismo, las cuales – ¡oh sorpresa! – habitan en países de mayoría musulmana
– Expresamos nuestro rechazo inequívoco a los terroristas… pero temiendo ser excesivos para no alentar involuntariamente, la mano dura con la inmigración, el endurecimiento de las medidas represivas o las represalias en forma de acciones bélicas.
La incomodidad y la falta de contundencia que transmitimos en un tema para el que la gente pide precisamente lo contrario, contundencia y claridad, es, sencillamente, nefasta.
¿Cómo defender eficazmente nuestros valores en un tema tan delicado? No voy a ser tan pretencioso como para exponer aquí un recetario, pero estoy convencido de que o construimos un discurso, un programa y una práctica política de la paz coherentes, sólidos y contundentes, o esta cuestión, a la que, desgraciadamente, le quedan aún largos decenios de recorrido, va a resultar muy lesiva para la democracia en general (ahí está el avance de la extrema derecha) y para la izquierda en particular
El terrorismo ha de ser un elemento clave de nuestros debates internos, de nuestro decir y de nuestro hacer en el que hemos de situarnos a la ofensiva: no puede seguir siendo este tema complicado que se nos plantea de vez en cuando sobre la mesa y sobre el que nos extendemos lo estrictamente necesario.
Hay que tener una posición teórica y programática sobre el terrorismo y la violencia mucho más elaborada de la que tenemos actualmente.
El terrorismo ha de ser ligado al tema de la paz y la paz al tema de la justicia, pero la injusticia no puede ser una coartada suficiente para la violencia
Hay que tener un programa claro respecto a la lucha policial, legal y jurídica contra el terrorismo yihadista. Por poner un ejemplo: no puede ser que un Obispo haga una declaración homófoba y que twitter se inflame pidiendo que se le siente en el banquillo y que parezcamos ignorar que algunos «obispos» islamistas están predicando la autoinmolación y el asesinato como la manera más rápida y eficaz de alcanzar el paraíso; hay que definir con claridad qué medidas eficaces exigimos implementar (exigir, no aceptar arrugando la nariz) para prevenir y reprimir las acciones terroristas y qué medidas no son aceptables y estamos dispuestos a denunciar sin ningún tipo de complejos
Hay que ser tan activos y tan contundentes en la lucha por la paz como para permitirnos desmarcarnos de cualquier iniciativa (aunque sea un minuto de silencio) que sea tendenciosa, sesgada o que nos sitúe al lado de belicistas y enemigos de la paz. A mí me parece mal que participemos en minutos de silencio por actos terroristas en Francia, España o Estados Unidos y que nunca se hagan ni organicemos minutos de silencio por los actos terroristas en Irak, Siria, Afganistán o Pakistán. Pero para poder denunciar estas incongruencias hay que levantar mucho el diapasón de nuestro discurso y de nuestra práctica: hay mucha pedagogía que hacer, muchos gestos que tener, muchas velas que depositar, muchos actos que realizar y muchas propuestas que poner sobre la mesa
El pasado día 16 de julio, la Asamblea Política y Social de IU hizo algo novedoso: guardó un minuto de silencio por las víctimas de Niza y junto con ello, por un accidente laboral mortal y por las últimas víctimas de violencia de género. A mí me pareció esperanzador pero me parecería terrible – por razones obvias – que esta iniciativa novedosa acabara siendo un superficial de golpe de efecto para modular o contextualizar el minuto de silencio por lo de Niza… y que en la próxima Asamblea no haya un minuto de silencio por las víctimas de la violencia de género porque no se hubieran producido nuevos atentados terroristas en nuestros alrededores
A mí me gustaría, entre otras muchas cosas que ya he mencionado, que la Asamblea Política y Social de IU empezara todas sus sesiones, a partir de ahora, con un minuto de silencio por las víctimas mortales del terrorismo, de la guerra y de la violencia en general. La paz es un valor global y universal que debe presidir las relaciones humanas en todos los lugares y en todas las circunstancias. Esta es nuestra bandera y hemos de saber levantarla con orgullo, convicción y valentía
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Hola Eugenia, estoy bastante de acuerdo contigo sobre el hecho de que hay que echar el resto en recursos para la prevención de los atentados y, por supuesto, la persecución de los que los cometen o los que incitan a cometerlos.
En cambio, creo que subir el tono hablando de locos sanguinarios, etc no iba a servir para nada. Son sanguinarios pero, mayoritariamente, no están locos. Ven el mundo de otra manera, perversa y equivocada, por supuesto, pero no están locos. Los nazis que estaban en los campos de concentración tampoco estaban locos ni estaba loco Bush cuando invadió Irak con la excusa inventada de las armas de destrucción masiva. Es gente que odia, sencillamente. Y odiar es lo más malo que hay
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Está muy bien el planteamiento, pero no es cuestión de minutos de silencio por unos o por otros. Es cuestión de soluciones , cosa q debe ser muy difícil. pero yo tengo la sensación de q encima les estamos haciendo propaganda. Hablamos de los atentados del Estado islámico y a lo mejor tendríamos q decir los atentados de unos locos sanguinarios q van contra el Islam. Ellos tienen montada toda una red propagandística para captar adeptos y q yo sepa nosotros no tenemos ninguna formula eficaz para rebatirlos, ninguna propaganda montada para hacer pensar a todos los q se apuntan a esta aventura de la yihad . La mayoría de identificados en éstos desastres ya habían estado identificados como afínes a estos movimientos y alguno hasta había cumplido condena, pues quizá habría q cambiar la legislación ante un problema q antes era inexistente. En fin, asunto difícil, pero por lo visto su poder de convicción y su propaganda esta montada de forma más inteligente y convincente q las nuestras.
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Tendremos tantos minutos de silencio q casi no podremos hablar…..menos mal q desaparecieron los que cortaban la palabra apagando el micrófono…..Granados y el barbudo Victor
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