Según la Real Academia Española, el animalismo no existe y “animalista” es un tipo de arte consistente en la representación plástica de los animales. Dicho en otras palabras, la RAE no se entera.
Lo más cierto es que el animalismo es un movimiento cultural que está avanzando en todo el mundo de manera imparable. El animalismo se está colando en la legislación y en los valores comúnmente aceptados y tiene organizaciones propias tanto de carácter social como político: casi 300.000 votos obtuvo PACMA en las últimas elecciones generales.
… Y también es el refugio de fanáticos que tienen de animalista lo que yo de Papa.
Humanismo, animalismo y ecologismo son facetas de un mismo fenómeno: el rechazo de las actitudes humanas despreciativas, agresivas y predatorias sobre los animales, sobre el medio natural… y sobre los otros seres humanos.
El astrofísico Carl Sagan ponía un especial énfasis en señalar que los seres humanos, como el resto de seres vivos, éramos una sofisticada organización de carbono, hidrógeno, oxígeno, nitrógeno y, en mucha menor medida, de otros elementos químicos como el calcio y el fósforo. No lo decía para minusvalorarnos, todo lo contrario: lo decía para poner en valor la unidad entre el mundo inorgánico y los seres vivos (entre las rocas, las plantas, los animales y los seres humanos) y el maravilloso “milagro” que suponía que, de elementos inorgánicos, hubiera surgido algo tan increíblemente complejo como los seres vivos. “Estamos hechos de polvo de estrellas” decía entusiasmado.
Por eso, quienes han amenazado en las redes con mearse en las flores que se depositen en la tumba del torero Víctor Barrio o que han deseado la muerte de sus padres no tienen nada de animalistas: son sólo unos pobres de espíritu fanáticos de los animales, nada que ver en lo absoluto